Había dos hombres en la ribera de un hermoso río.
Uno de ellos, de pie, contemplaba absorto la belleza
de aquellas cristalinas aguas en las que resplandecía
el sol, y prestaba atención al murmullo que procedía
de las corrientes.
Mientras tanto, el otro hombre se hallaba aparente-
mente recostado hacia arriba y con los ojos cerrados.
Entonces el primero le inquirió:
- ¿Acaso no te interesa deleitar tus sentidos con esta
maravilla?
A lo que le contestó:
- No me hace falta compro-
barlo, sé que es hermoso,
porque Dios lo hizo,
sólo sueño...
¡Cuando crees en algo, todo es posible!
- No me hace falta compro-
barlo, sé que es hermoso,
porque Dios lo hizo,
sólo sueño...
¡Cuando crees en algo, todo es posible!
JUAN M LOZANO GAGO
©
Gracias Juan Manuel por quedarte a mi lado.
ResponderEliminarBien por el post, los dos a su manera se deleitan de la creación de Dios, los sentidos nos avivan los sueños.
Con ternura
Sor.Cecilia
Buenas tardes, Cecilia, comparto tus palabras. Los sueños están en la palma de nuestras manos, delante de nuestro campo de visión continuamente, esperando a ser descubiertos por los ojos adecuados.
EliminarIgualmente me alegro de que te quedes en mi blog, amiga, te mando un abrazo,
Juan :)