Por un desierto vagaba,
Mi única compañía la sed.
Las fuerzas me abandonaban,
Cuando un oasis encontré.
Una nívea flor había,
Sola esperando por mí:
"Aquí siglos he morado,
Tu venida, mi existir".
Afligido y admirado,
Con mis dedos la rocé.
No inútil fue mi pugna,
Ni el aliento malgasté.
Anduve con pesadumbre,
Larga la singladura fue.
Tomé la llave entre mis manos,
La puerta ante mí se hendió.
Un fulgor me deslumbró...
Recobró la flor su esplendor.
Sin arena bajo mis pies,
La arboleda divisé.
JUAN M LOZANO GAGO ©
tiene sí, tiene ese toque andaluz
ResponderEliminarsaludos
Jeje, gracias, Omar, ahora que lo pienso, puede ser! :D
EliminarSaludos
que luminoso y esperanzador poema JUAN
ResponderEliminarun delicioso final
a veces llevamos velos que nos impiden admirar el paisaje
y aún menos notar el árbol o la arboleda
besitos y feliz jornada
Exacto, Elisa, caminamos a veces sobre dunas de arena, porque algo nos impide ver qué hay realmente bajo nuestros pies,
Eliminarbesos y feliz semana! :)
Bella esta arboleda, te ha quedado genial. Saludos
ResponderEliminarGracias, Ana, por detenerte a leerlo, me alegro de que te guste,
Eliminarsaludos
¡Qué alivio encontrar, por fin, ese lugar para descansar después de tanto haber buscado! Es como la luz al final del túnel.
ResponderEliminarSaludos
Jeje, así es, Nena Kosta, al final es un alivio encontrar ese sitio de paz y descanso que andamos buscando de una u otra manera, pero cuando das con esa luz, todo se ve diferente,
Eliminarsaludos
tu poesía amigo-estrella ;) siempre es un remanso para mi alma, tu espacio en definitiva es un faro, un faro de luz, paz y reflexión ...¡¡¡ tienes mucho talento!!!! ah, ya me llevo tu enlace para mi blog :D un abrazo xoxo, eliz
ResponderEliminarHola, Eliz, tus comentarios me dejan sin palabras, jeje, muchas gracias, amiga!!! Estos poemas llevan un poco de mí, de experiencias en la vida más o menos reciente, aunque aún me queda mucho por aprender! :)
EliminarAh, y gracias también por llevarte el link para tu blog! :D
Un abrazo desde Cádiz
Hermosa poesía ¡Ay la sed! Siempre acompañando al caminante perdido.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, Tío Antonio, la sed, compañía de fatigas, jeje, así es, y la recompensa, la fuente que nos espera al final,
Eliminarsaludos :)
Y al fin descansar y hallar la paz. Que bello amigo. Un abrazo
ResponderEliminarEs como darse cuenta de pronto que ya estábamos en el paraíso, pero nuestros ojos no querían verlo,
Eliminarun abrazo, amiga :)
Un poema de esperanza viva... me gustó
ResponderEliminar"Sola esperando por mí:
"Aquí siglos he morado,
Tu venida, mi existir"...
Con permiso te sigo.
Aprovecho también para invitarte a conocer mi blog principal " Barcos de papel", donde publico mis poemas, pensamientos, reflexiones, y microcuentos.
Saludos desde mi azul mar :)
Hola, Ángeles, la esperanza es la única emoción que nadie nos puede robar.
EliminarGracias por invitarme a tu blog, será un placer pasarme por él,
saludos desde Cádiz :)
Bello el poema....con final feliz.Ya Me habia quedado por aca...te invito a pasar por el mio.Un calido Saludo. :)
ResponderEliminarHola, Idolidia, gracias por comentar, me acabo de pasar por tu blog,
EliminarUn saludo,
Juan :)
Bonito poema. A veces, "No hay más ciego que el que no quiere ver". Tener muy cerca lo que nos puede hacer feliz y no verlo hasta que surge un pequeño o gran devenir que nos hace reaccionar. Saludos Juan M.
ResponderEliminarHola, Lumi, en efecto eso ocurre, hay gente que se lleva toda la vida buscando la felicidad donde no está y asi van perdiendo los años, y es que en esas pequeñas cosas que a menudo despreciamos es donde reside,
Eliminarun saludo y gracias por tus palabras